Jasper no es el chico despreocupado que recuerdo; ahora es todo un hombre, con un atractivo peligroso al que no puedo resistirme.

Nuestros lobos reconocen algo que nuestros lados humanos se niegan a admitir, atrayéndonos con una fuerza primitiva. Con cada mirada robada y cada caricia prohibida, el riesgo de ser descubiertos crece, y lo que está en juego no podría ser mayor.
Pero ceder ante el destino podría costarme a los dos hombres que no puedo soportar perder.