Este libro es un recordatorio de que cada emoción tiene un propósito y que, con amor y paciencia, todos podemos aprender a vivir en equilibrio. Lo escribí en un momento de gran transformación en mi vida, tras mi separación en mi antiguo matrimonio. Esta nueva etapa me ha llevado a estar lejos de mi hijo por un tiempo, y aunque por ahora solo podemos compartir las vacaciones juntos, sé que pronto volveremos a vivir bajo el mismo techo. Esta historia nació como una herramienta para ayudar a Lucca a comprender y expresar sus emociones en este proceso, pero también como un mensaje de amor y esperanza para todos los niños que, como él, enfrentan cambios en sus vidas. Dedico este libro a mi querido hijo Lucca, mi mayor inspiración, a mi esposo Jonathan, cuyo amor y apoyo han sido mi fortaleza, y a todos los niños con corazones llenos de colores y sueños. Que su arcoíris interior siempre brille con luz propia.