Cuatro años atrás, una tragedia arruinó la vida familiar. Germán atropelló a su propio sobrino Valentín, de dos años, durante una reunión en casa de su hermano Mauro. Nadie logró sobreponerse. Mauro, el padre de Valentín, terminó internado en un hospital de psiquiatría. Las últimas noticias que tuvo sobre él indicaban que había muerto de un paro cardíaco. Mariana, la madre, se suicidó al arrojarse delante de un tren.
Germán intentó seguir adelante. Tiene mujer y un hijo por los que luchar. Sin embargo, algo en la calle lo aterra. Frente a su consultorio, cree ver el rostro de su hermano. Esa imagen lo persigue todo el día, y algunas evidencias le hacen pensar que comenzó a perder la cordura. Como si fuera poco, sufre llamados telefónicos y es víctima de ataques a su auto y a su local de trabajo. Le queda claro que alguien lo quiere muerto. Y cree saber por qué.