De niño, me producía una gran confusión ver cómo algunos actores en las películas parecían reír cuando lloraban. Pensaba que era cosa de aquella tele cuadrada y pequeña en la que no se distinguían bien las caras. Era aún demasiado joven para entender que en ocasiones sonreír y llorar son la misma cosa.
Como una vida que transcurre por distintas etapas, esta colección de relatos ilustra ese recorrido a través de diversos paisajes, generaciones y personajes. Todos distintos, todos iguales. Con sus luces y sus sombras, sus complejidades o simplezas, pero irremediablemente enfrentados a sí mismos.