Instrucciones para redimir el tiempo de Richard Baxter es un escrito sumamente exhortativo e iluminador para hacernos ver la importancia de aprovechar al máximo el tiempo que Dios nos ha dado en esta tierra.

En este, Baxter nos introduce primeramente con varias consideraciones generales para que consideremos la gran importancia del tiempo y, por lo tanto, lo aprovechemos mientras lo tengamos. Posteriormente, pasa a consideraciones más particulares en relación con lo que llama el momento oportuno, para instarnos a servir a Dios, haciendo la obra a la que nos ha llamado. Además, nos provee de reprensiones útiles por medio de comparaciones. Luego, nos da instrucciones más prácticas para redimir el tiempo, como dar importancia a los deberes mayores, cuidarnos de las cosas pequeñas que nos hacen perder el tiempo, no confiarnos de tener una vida larga y vigilar de manera constante. Después, nos menciona aquellos ladrones de nuestro tiempo, con los cuales nos hace ver el carácter aborrecible del pecado de desperdiciar el hermoso tesoro que Dios nos ha dado. Y, por último, menciona algunas personas particulares que deben estar más conscientes de redimir el tiempo.

Si hay un puritano que sabe hacer despertar las conciencias de las personas y llevarnos a ver nuestros pecados de una manera clara, sin duda es Richard Baxter. Y en este escrito no es la excepción. Con exhortaciones punzantes, nos instruye para que nos arrepintamos de este pecado de desechar el tiempo y seamos instados a obrar para Dios en este mundo. La utilidad de este escrito para nuestros días es oportuna. Vivimos en días en los que estamos plagados de entretenimientos que no tenían nuestros antepasados, y que han producido incluso en muchos cristianos el derroche de su precioso tiempo como nunca antes. El lector moderno indudablemente sabrá la diversidad de distracciones que el mundo de hoy ha creado para que las personas vayan al infierno distraídas, y cómo Satanás ha aprovechado el tiempo para destruirnos. Es nuestro deseo que Baxter vuelva a despertar las conciencias tanto de los conversos como de los inconversos, y de esa manera vayamos a Dios en arrepentimiento y fe.