La relación entre la calidad del sueño y los niveles de ansiedad es un aspecto complejo pero crítico de la salud mental que merece una exploración exhaustiva. El sueño no es simplemente un período de descanso; es un proceso vital que afecta significativamente el bienestar emocional y psicológico. Las investigaciones han demostrado de manera consistente que las personas que experimentan una mala calidad del sueño tienen más probabilidades de sufrir niveles elevados de ansiedad. Esta correlación sugiere que las alteraciones del sueño pueden exacerbar los sentimientos de preocupación e inquietud, creando un círculo vicioso en el que la ansiedad dificulta el sueño y la falta de sueño, a su vez, intensifica la ansiedad.