Pluviose, Jumel: - En el intrincado tapiz de la vida, cada hilo representa un viaje único, tejiendo historias de resistencia y crecimiento. Mi propia narrativa, aunque no adornada con la grandiosidad de algunas, es una de introspección tranquila y determinación inquebrantable.Llegué a este mundo como Jumel Pluviose en 1963, en Port-Margot, Haití, un lugar impregnado de los vibrantes matices de la historia. Criado en un capullo de amor por mi familia y comunidad, fui imbuido con un sentido de posibilidad y un ferviente deseo de elevar a quienes me rodeaban.Completar mi educación secundaria en Haití fue un hito preciado, uno que mis padres esperaban fervientemente, creyendo que iluminaría un camino hacia un futuro más brillante. Enfrentado con la intrincada danza de la política haitiana, busqué oportunidades más allá del horizonte, impulsado por un hambre de supervivencia y conocimiento. En 1997, obtuve una licenciatura en Enfermería de la Universidad Internacional de Florida, embarcándome en una búsqueda para desentrañar las complejidades del sistema de atención médica estadounidense y el comportamiento humano. Esta búsqueda de conocimiento me llevó a emprendimientos académicos adicionales, culminando en una Maestría en Informática y Gestión de Sistemas de Salud de la misma institución en 2014.Mi crianza en Haití, marcada por alarmantes tasas de analfabetismo y una pobreza generalizada, encendió en mí una determinación inquebrantable para efectuar un cambio. En 2003, coloqué la piedra angular de la fundación TOLYCare (Tratar a los demás como te gustaría que te trataran), dedicada a iluminar tanto a adultos como a niños por igual. Como enfermero, me apasioné por combatir la creciente marea de obesidad, diabetes e hipertensión dentro de la comunidad haitiana en el sur de Florida. La conducción de un programa educativo en la emisora WLQY 1320 AM durante tres años proporcionó una plataforma para difundir conocimientos y crear conciencia.En 2017, orquesté el primer viaje de misión médica de TOLYCARE a Haití, reuniendo a un equipo de profesionales de la salud compasivos para brindar consuelo y confort a aquellos en extrema necesidad. Sin embargo, nuestros esfuerzos fueron frustrados primero por el inicio de la pandemia de COVID-19 y luego por la perniciosa influencia de la violencia de pandillas que azota a Haití.Navegando por el intrincado laberinto de la sociedad, cultivé una comprensión profunda de la delicada interacción entre el poder y la ideología. En medio del clamor de la retórica divisiva y la discordia partidista, encontré consuelo en el papel del observador tranquilo, ofreciendo perspectivas matizadas en medio de la cacofonía.A través de videos en YouTube tanto en inglés como en criollo haitiano, me he esforzado por compartir ideas y fomentar un diálogo informado, con una incursión reciente en las complejidades de la política estadounidense en las últimas décadas. Mi objetivo siempre ha sido capacitar a otros para que se comprometan reflexivamente con el mundo que les rodea, empoderando a los haitianos hacia un destino más brillante.Al reflexionar sobre los capítulos de mi viaje hasta ahora, me acuerdo del profundo impacto que incluso las voces más silenciosas pueden ejercer. Con un compromiso inquebrantable con la realidad y la buena voluntad, aspiro a compartir mis pensamientos, reflexiones y análisis. Creo que cada perspectiva única sobre la vida merece ser compartida, especialmente en un mundo donde la injusticia todavía persiste y la humanidad sigue lidiando con sus desafíos.Al final, la medida de la vida no está en el volumen de nuestras palabras o la escala de nuestros logros, sino en la profundidad de nuestras convicciones y la sinceridad de nuestras acciones. Al comprometerme con estas reflexiones en papel, estoy agradecido por el viaje que me ha llevado a este punto y espero con ansias los capítulos no escritos que aún están por desarrollarse.