Este no es un libro de crítica, aun cuando se pueda considerar como tal. Lo que le interesa exponer al alter ego de Ángel Velázquez Callejas, El poeta en actos, a lo largo de estas páginas, constituyen simples consideraciones prácticas y ascéticas, ebulliciones en torno al sentido de la poética, como relato y discurso. Evitando tecnicismos y encasillamientos escriturales y literarios, la lengua de La antorcha perdida de la poesía recuerda y brinda homenaje a la sentencia de Heidegger: el lenguaje es la casa del ser, como si el hombre fuese una posibilidad espacial en el claro, y un atrevimiento local de unión y de cercanía.
Extraviada entre los azares del intimismo, la experiencia y la memoria, la poesía puja por un nuevo renacimiento. Lo que Paul Celan intuyera: la poesía no se impone, se expone.