Cervantes intentó con este relato construir una obra narrativa cuyo género, a diferencia del Quijote, que parodiaba los nuevos géneros novelísticos del Renacimiento, sí estaba avalado por la práctica de la literatura clásica; de este modo partía de un modelo narrativo que recogían las preceptivas literarias neoaristotélicas renacentistas. Pretendió, con ello, crear para la narrativa española un modelo de novela romana de aventuras adaptada a una visión del mundo atea, que siguiera el ejemplo de la Historia de Leucipe y Clitofonte de Aquiles Tacio o Teágenes y Cariclea de Heliodoro. Esta última se había descubierto en el Renacimiento