"La tarea de la teología débil es sostener la exposición de la teología al evento primigenio por el cual las palabras fueron escritas por primera vez. Así que cuando Luis Cruz-Villalobos titula a su libro Poesía Teológica, cuando se decide a convertir la materia teológica en palabra poética, no está haciendo un trabajo de ornamentación. Sino que más bien, toca la raíz más profunda y la fibra más antigua de la teología, que no es más que la teología siendo poesía antes que doctrina; siendo creación-del-mundo antes que credo, siendo poiesis antes que lógica endurecida, infundiendo palabras de vida y muerte, de sufrimiento y alegría, antes de que las palabras mismas sucumban a la rigidez de la ortodoxia y sus cánones. La teología es canción antes que ser el contenido de una summa o de un concilio. [...] En teopoética, la idea de "poesía teológica" -que es el nombre de este libro- es una tautología magnífica, un decir lo mismo en donde el tout autre, ese algo asombroso, ese algo que irrumpe y que inunda la vida cotidiana hace un llamado a la teología para que retome su antigua labor de imaginar al mundo de una forma diferente." (John D. Caputo, del Prólolo).