De primeras, el título y la portada nos muestran a una niña con mucho miedo (más cercana a la Caperucita Roja de Perrault que a las niñas actuales) atrapada en las fauces de un lobo. No sé cuántas publicaciones llevan a Caperucita Roja en su título, pero muy pocas tendrán tanta fuerza como la portada de la Batidora Ediciones. En las guardas hay un bosque triste, donde los grises tratan de apoderarse de cada matiz de color y una sombra de... un lobo... Y en la primera página el negro lo inunda todo, menos la mirada triste de Caperucita y las palabras que inician la hIstoria:

https: //literatil.com/2023/07/04/salvando-a-caperucita-roja-maltrato-infantil/

Las autoras brasileñas Claudine Bernardes y Graziela Eskelsen, formadas en la prevención de situaciones delictivas como la que se denuncia en esta obra, utilizan un personaje arquetípico de la literatura infantil, Caperucita Roja, para ayudar a visibilizar una lacra que precisa acción inmediata cuando se detectan los primeros síntomas. En primera persona, una niña narra sus miedos y temores respecto a un integrante del núcleo familiar, al que identifica con otro protagonista típico de los cuentos, el Lobo Feroz; capaz de actuar de forma cariñosa y cínica en función del momento con tal de alcanzar sus perversos objetivos. Mediante la metáfora se ofrece también la solución, hablar, denunciar, exponer el caso con amigos, mayores, asociaciones y organismos especializados.

https: //canallector.com/26795/Salvando_a_Caperucita_Roja#